domingo, 30 de septiembre de 2007

Ian Gillan & Luciano Pavarotti

¿Nunca han soñado con una dupla perfecta?, dos generos que tiene tanto en comun y sin embargo son tomados incluso a veces como antagonicos, el rock y la opera, colisiniaron y se fusionaron bajo el velo de una de las melodias mas hermosas, dos de sus mejores exponentes jugaron su talento con maestria, Ian Gillan vocalista de deep purple y Luciano Pavarotti en el concierto de "Pavarotti and friends for afghanistan", que tambien conto con la presencia de otras grandes figuras como Barry White, Steve Morse, y otros miembros de deep purple como Ian Paice, sin mas preambulo les presento a Ian Gillan y Luciano Pavarotti cantando a dupla Nessun Dorma, disfruten


viernes, 28 de septiembre de 2007

Creador innimente de efectos especiales.

Plantando lo hiperreal en esculturas
Ron Mueck; escultor australiano afincado en Londres, ha dado un increíble salto, de creador de efectos especiales en películas, a la National Gallery, el principal museo de Londres.

¿Qué tiene este escultor que utiliza silicona, acrílico y fibra de vidrio en sus creaciones para codearse con Rembrandt, Rafael, Rubens y otros maestros?.
Probablemente la respuesta está en la perfección de sus creaciones hiperrealistas, el uso de nuevos materiales, entre innumerables talentos que ha ido adquiriendo este hiperrealista de la escultura australiana.
Sencilla e inexplicable es la suma perfección que demuestra Mueck, los detalles mas mínimos, las expresiones y lo que nos invita a discernir con sus esculturas, es total y raramente fascinante.

No encuentro palabra alguna para expresar lo visto en Internet, tan solo puedo darles a deleitarse con algunas recopilaciones de sus mejores obras; donde 3 en particular, han llamado el total asombro mío, y que dispondré a la descripción de cada una de estas, pasando seguidamente por una pequeña galería, con sus respectivos nombres.

Con una aceptación fulgurante, su primera aparición en el arte fue en 1997, cuando participó en la exhibición colectiva llamada Sensation, que se realizó en la Royal Academy of L ondon, con una escultura llamada Dead Dad. Una pequeña escultura de apenas un metro, que no pasó desapercibida para nadie. El papá muerto, con su desnudez y rigidez cadavérica, tiene un sentido irónico que no se puede evitar, como tampoco un hálito de ternura, quizás por esa suavidad de materiales que semejan la piel, y que burlan de alguna manera a la muerte.

Otra obra donde Mueck da acceso sin restricciones al cuerpo, en este caso el de la mujer, con una mirada que humaniza, sorprende, y en todos los casos le sublimiza, sucede sólo en la maternidad, representando la colosal figura de una mujer embarazada. (2 metros 60 centímetros). Un fascinante trabajo sobre la belleza de la gestación, ella; se encuentra exhausta y vulnerable.

Un tema clásico, bajo un punto de vista moderno y sin complejos.
Con sus obras este escultor no sólo hace una lograda imitación, sino que la estudiada plasticidad con que muestra sus esculturas, son más bien una invocación a la realidad deseada, ya que la vida misma tiene la necesidad de esa invocación para sentir que es real y, que posee, por tanto, un minuto de perfección.


jueves, 27 de septiembre de 2007

La planta trepadora de Java - Nietzsche


Diversas pruebas que el destino (el inexistente destino) nos pone a lo largo de nuestro correr dentro del mundo hacen que uno se cuestione algunas actitudes de la gente. Muchas veces tratamos de actuar de manera benévola o condescendiente; muchas otras buscamos el ostracismo absoluto para evitar el contacto; y otras tantas deseamos pasar por encima de quien busque interponerse en nuestro camino.

Estas son conductas innegables del ser humano, propias de su ambivalencia en el marco de las relaciones humanas; y no sólo en el bagaje social, sino también en sus conflictos internos. No obstante, el punto es el siguiente: ¿Debemos resistir la hostigante represión que algunos grupos aplican a otros? ¿Qué ocurre cuando el prójimo afecta tu desarrollo libre e íntegro? ¿Qué ocurre cuando se pone en juego tu propio avance, por culpa de rémoras que cruzan tu camino e impiden la limpia marcha hacia el progreso?

Todas estas reflexiones surgen a partir de situaciones, podemos decir nimias, pero que afectan de sobremanera nuestra integridad. Una vez más se recurre a la vieja historia que contaba el abuelo sobre el perro del hortelano: aquel que no come ni deja comer. Y otra vez nos sirve para referirnos a la filosofía del gran Friedrich Nietzsche y su concepto del superhombre y su desarrollo. Para muestra un botón:

“…Lo esencial en una aristocracia buena y sana es, sin embargo, que no se sienta a sí misma como función (ya de la realeza, ya de la comunidad), sino como sentido y como suprema justificación de éstas, - que acepte, por lo tanto, con buena conciencia el sacrificio de un sinnúmero de hombres, los cuales, por causa de ella, tienen que ser rebajados y disminuidos hasta convertirse en hombres incompletos, en esclavos, en instrumentos. Su creencia fundamental tiene que ser cabalmente la de que a la sociedad no le es lícito existir para sí misma, sino sólo como infraestructura y andamiaje, apoyándose sobre los cuales sea capaz una especie selecta de seres de elevarse hacia su tarea superior y, en general, hacia un ser superior: a semejanza de esas plantas trepadoras de Java, ávidas de sol - se las llama sipó matador -, las cuales estrechan con sus brazos una encina todo el tiempo necesario y todas las veces necesarias hasta que, finalmente, muy por encima de ella, pero apoyadas en ella, pueden desplegar su corona a plena luz y exhibir su felicidad.” (Más allá del bien y del mal. Aforismo 258)

Quizá sea apresurado, drástico o hitleriano tomar al pie de la letra las recomendaciones del pensador, sin embargo, esto debe ser un llamado a la conciencia de aquellos que (al parecer) disfrutan y se regodean en la mediocre labor de trabarle el paso a los demás y cumplir su ignominiosa labor de óbices de la naturaleza. Si su objetivo no es el horizonte, sino el umbroso pasado, se debería dejar el campo libre a los que buscamos avanzar.

Estimado lector, saque usted sus propias conclusiones.

Otello - Franco Zeffirelli y Plácido Domingo


Otello, ¿quien no ha oído hablar de la clásica obra de Shakespeare?, ¿quién no ha sido presa alguna vez del veneno rosa de los celos? La pasión, la traición y la muerte, bien las supo abstraer el gran Giuseppe Verdi, en la ópera Otello, que compusiera en 1887, considerada su obra maestra junto con Aída, donde el compositor logró un excelso sentido de unidad y continuidad musical.

Son estos dos, referentes para la adaptación cinematográfica de Franco Zeffirelli, de la ópera de verdi. Con un espectacular reparto, el film cuenta con Plácido Domingo, encarnando a Otello, el general moro, es aquí donde el magnífico tenor demuestra además su calidad de actor, dando vida con magnífica voz y calidad interpretativa a aquella impetuosa bestia enloquecida por los celos; el papel de Desdémona recae en una musa del bel´canto, la soprano Katia Ricciarelli, quien da vida a la angelical y fiel esposa de Otello, quien se verá envuelta en la felonía de un malvado plan; que será tramado por el venenoso Jago, interpretado por el tenor latino, Justino Díaz, quien se convertirá en la ominosa araña que tejerá una historia de celos traición y desdicha, pero también de una lírica belleza parnasiana.

El largometraje se estrenaba en los cines en 1987, exactamente cien años después del estreno de la ópera de Verdi. Con loables críticas el filme fue considerado junto con La Traviata, también de Zeffirelli, una de las mejores adaptaciones operísticas al celuloide. Una película imprescindible para los amantes de la ópera y el cine, quienes podrán ver conjugados como por una suerte de enigmática unidad espiritual, al cine y el bel´canto, juntos como hermanos en el arte.

George Harrison


Que me disculpen los fanáticos del maestro Lennon, pero se dice que todo ser humano debe tener su Beatle predilecto; y en mi caso, debo decir que es George Harrison. Por una u otra razón, siempre sentí cierta subjetiva simpatía hacia el menos resaltante de los cuatro genios de Liverpool. Quizá su acostumbrado perfil bajo o su aparente timidez lo convirtieron en un personaje con el cual me sentía identificado. Pero sin duda su partida en el 2001 dejó un amargo sabor en muchos de sus admiradores.

Canciones magníficas y que están en la lista de mis favoritas son While my guitar gently weeps, Something, Here comes the sun, Within you without you, o I me mine, y son todas, también, composiciones de Harrison. Fue según testimonios, el más espiritual y trascendental de todos, su contacto con la cultura y la religión hinduista lo influenciaron en sus letras, en su pensamiento, e incluso en el uso del sitar, instrumento típico de ese lado del mundo y con el cual distinguió su toque personal.

Pero no solo su carrera con los Beatles fue exitosa, sino que tras la separación, supo consolidar una espectacular carrera como solista (la mejor en comparación con sus otrora compañeros, claro está, según mi criterio) como el disco All things must pass, primer álbum triple de la historia.

Lamentablemente, su adicción al cigarro desencadenó en un cáncer metastásico que atacaría su boca y sus pulmones. En 1999, él y su mujer fueron atacados por un desquiciado que intentó apuñalarlo, suceso que lo dejaría traumatizado y lo alejaría aún más de la vida pública. Para el 2001, el cáncer se extendería hasta el cerebro para acabar con su vida el 21 de noviembre, a la temprana edad de 58 años.

Martin Scorsese y un nuevo documental


Sin embargo, una reciente noticia que ya mantiene en expectativas a los fanáticos es el anuncio de un documental que será dirigido por el renombrado Martin Scorsese, y según palabras del mismo director, se centrará en la espiritualidad del autor de My sweet Lord. La familia de Harrison proporcionará el material necesario para su realización y la producción empezará a fines de este año. A esperar entonces.

Francis Bacon


El horror completo, la putrefacción progresiva del ser humano, la muerte en vida, esa fue la temática que Bacon eligió para representar en sus obras, las cuales reflejan fielmente esas sensaciones, su estilo, que si bien esta influenciado por Picasso, tiene muchos rasgos en lo que respecta a la tecnica similares a Munch, puede ser considerado un simbolista por algunos o surrealista para otros, mas para mi es un fatalista total pues en sus cuadros plasmo horror y humanidad.

Si bien de entre todas sus obras la que alcanzo mayor notoriedad fue “three studies for figures at the base of a crucifixión” considero, por supuesto sin desvirtuar a la ya mencionada, a Painting de 1946 mi favorita, el mismo Bacon asevero que fue su obra mas “inconsciente”, lo que empezó como una pintura de un chimpancé termino en una vision retorcida de una especie de carnicería de cuerpos amorfos.
Un dato curioso en lo que respecta a el estilo de Bacon es que se vio influenciado por Eisenstein y su película “el acorazado Potemkin” en especifico por la escena de las escaleras Odesa, el rostro de la mujer, su expresión de terror y aquella mueca de su boca fue plasmado en varias obras de Bacon como por ejemplo “Estudio de Velásquez” (basado en el cuadro del Papa Inocente X de Diego Velásquez)
Invito a cualquier lector que se interesa por la obra de este pintor que profundice en el estudio de su arte y técnicas, y también a que interpreten el horror a su forma personal


miércoles, 26 de septiembre de 2007

Enfermedad - Poema del Padecimiento

Enfermedad

Letal reposo indefinido, cadenas de
Pesados astros danzan trémulos al
Odioso sonsonete de la bruta cefalea,
Que cual espiral de babas blancas,
Se fermenta en el definitivo tedio
De la perpetua postración.

Suplicio intermitente en áridas camas,
Secas, febril incendio de memorias
Manuscritas, antiguos viajes de sangre
Que palpita; nuevos fluidos venenosos
De linfática amargura y el viscoso hastío,
Auto sopor hibernal, quieto, pero expuesto.

Física melancolía, engarfiadas manos en
La sabana marchita, de anatómicos fluidos
La orgánica vorágine, en las venas arde,
Dermis, cual hirviente brea, descarnada.
Expectoración vital, dolosa satisfacción.

Frágil enano de trizados huesos, se figura
El otrora adonis, pronta carroña infecta,
Yacente, en la eternitud hasta la muerte,
Oropel vacuo de memorias, complejidad de
Ojos dolientes en la bóveda engarzados, quietos,
Pues todos los enfermos, anónimos proscritos,
Miramos hacia el techo, hasta el final.

lunes, 24 de septiembre de 2007

"El Horror Dentado"

El Horror Dentado

Soy Alphonse Kroll, guardián de la biblioteca de N`Thar, que mi padre y abuelo cuidaron antes que yo. Escribo estas líneas en días aciagos, pronto moriré. Carezco de fecha exacta, mas el acto es ineluctable. He observado hechos que ser vivo no debiera presenciar jamás y este bálsamo maldito que no tardará en llegar será mi punición y libertad. Los acontecimientos en los que he sido involucrado, no gozan sólo de una antinatural infamia, sino también de una virulenta y eónica perversidad. Motivos que me impelen a dar testimonio y advertencia al infortunado que como yo, sintió el miedo espinal caliente ante un nido de bocas submarinas. No puedo sino transcribir, hasta donde me es posible las tres cartas, que darán fe del principio y el comienzo del fin de mi historia. Es preciso exponer que no poseo copia alguna de los tres manuscritos, los he destruido todos, con la ingenua expectativa de comprarme algunos días; por tanto haciendo uso de una memoria con reputación bien ganada, transcribiré textualmente los tres documentos.

En Bristol, suelo colaborar con los jornales locales y como bien sabrá si es similar mío, gozo de cierto aprecio popular atribuido a inmerecidos meritos intelectuales; Hecho al cual atribuí la recepción de la primera carta:

Bristol, 6 de octubre de 1927

Alphonse W. Kroll, 199 Straththolm st.

Estimado señor:

He leído con gran interés en el Portmont Reformer, su artículo sobre el análisis criptológico de los recientemente descubiertos manuscritos Pknopthicos, cuya lectura es motivo de esta carta. Astrólogo aficionado y cuidador del faro en la septentrional playa de Elessar, recurro a usted como colega y en post de ayuda a mi infortunio; los recientes acontecimientos así me obligan. Los hechos se remontan a la víspera de la fiesta del Tsinigami, dos buques japoneses remontaban diminutas falúas luminosas hacia mi dominio visual, probablemente oficiando su folklore en aguas extranjeras. Fue esa noche, cuando mi funesta desventura inició. El primer arribo se constituyó en tres rústicas balsas de material desconocido, cuya carga me dan bascas recordar. La estiba consistía en tres antinaturales occisos de innombrable anatomía; de un verde enfermizo y casi negro, su dermis parecía expeler un brillo biliar. Su irregular forma humanoide, con apéndices dentados a modo de estacas, la escamosa coraza y un aleatorio espiral de dientes por cavidad cefálica, constituían la abominable asimetría de una expectoración infernal.

Escondí los cuerpos fuera de casa, cerca al faro, planeando al alba dar parte a las autoridades; mas mi obstinación científica, como usted comprenderá, me impidió hacerlo. Desde esa noche, temiendo por mi vida, no he vuelto a mi hogar, los acontecimientos presenciados me han confinado inexorablemente al alto faro, desde donde fui mudo testigo de la más pagana aberración. Emergidos del mar, una decena de los anfibios endriagos, se dispuso a exhumar los cadáveres, extrayendo de ellos tres odiosos monolitos, no más grandes que un torso humano; de inmediato cuales demonios necrófagos se avocaron al festín.

Horas más tarde se encendían pequeñas piras rúnicas, nueve en total, dispuestas de forma detestable. Ahora, se encontraba un hombre que parecía comunicarse con los hórridos engendros; en seguida arribó otro par y logré distinguir en uno de ellos a Sir Clevious Walt, curador del museo local, quien hizo entrega a los abominables entes, de siete monolitos similares a los ya dispuestos en las llamas; Luego sucumbí al cansancio, no sin antes trazar un dibujo de las estatuas y runas, documento que adjunto a esta carta, para su diagnostico y análisis. La interacción humana con las submarinas criaturas, no evita suponer que su falange se extienda también en la superficie, hecho por el cual lo invito a tomar las precauciones pertinentes, a fin de preservar la seguridad de ambos. Invoco total discreción y una pronta respuesta. El tiempo apremia.

Apresuradamente, Cedrick Gwin.

La perturbadora carta de Gwin ciertamente mereció inmediata respuesta. Años de críptica investigación respaldaban los macabros hechos presenciados por aquel infortunado hombre de bien.

Estimado colega:

Su carta me ha llegado y como un brutal garrotazo a la cordura he visto realizadas mis más pesadillescas quimeras. Míticas sectas de carácter primigenio cobran vida en su relato y debo confesar que mi razón desea creerlo orate, mas la evidencia lo respalda y confirmando el miedo umbrío y subterráneo que siento, temo y debo acreditar la veracidad de su informe. El tiempo exige ser breve y conciso. Tanto las runas, como los híbridos engendros son referidos entre otros vivos tormentos, en los manuscritos Pknopthicos, en la sentencia que respecta a Grihgzafhel, el horror dentado. Dios del océano abisal, deidad primigenia abortada en las entrañas de la núbil tierra, que durmiente en la maldita melopea submarina aguarda el tiempo de emerger. Registros históricos creídos apócrifos señalan la existencia de la orden del “Horror dentado”, una secta de anfibios seres humanoides cuyos macabros actos en post del despertar de su ominosa deidad han segado ya incontables vidas. Se dice que el ídolo yace sobre la falla telúrica de Talarión, no muy lejos del céfiro que silba en nuestro litoral. Respecto a las estatuas, debo presumirlas piezas rituales de invocación, pese a que guardan similitud gráfica, su dimensión difiere del monolito encontrado en Polinesia, atribuido erróneamente a Dagón, el dios-pez filisteo que rige la superficie marina, mientras que el horror dentado mora en las profundidades abisales. Los datos referidos en los manuscritos atribuyen propiedades de pulsar magnético a dichos menhires de ignoto material exterior, capaces de producir, dispuestos en macabra simetría, crueles pulsos telúricos.

La colaboración de Sir Clevious Walt con las aberraciones submarinas, solo confirma que el tentáculo se extiende en tierra y me pone en autos de un perenne riesgo. Mi infortunado amigo, esta es toda la información disponible, no me queda más que invocarlo a abandonar el faro y ponerse a resguardo, nos enfrentamos a eónicas fuerzas cuyo solo destello nos puede aniquilar.

Esperando noticias suyas, Alphonse Kroll.

Esta se convirtió en la primera y ultima carta que redactaría a Cedrick Gwin. Mi implicancia en tan siniestros hechos me ha significado una anónima condena. Presta a esta ultima esquela, recepcioné con espanto una solemne solicitud de entrevista, firmada a rúbrica por nuestro poco estimado curador, de la que naturalmente me excuse a razón del inherente instinto de preservación. Habiendo arribado a este punto, confieso la sedición mental que embarga mi memoria, mas aplacarla me es preciso si pretendo dar fe de las hórridas revelaciones en la profana y última carta de Cedrick Gwin. La eléctrica caligrafía, reflejo angustioso de herética desesperanza, no hacen de esta misiva más que el presuroso epílogo del condenado.

Querido Alphonse:

Ya todo ha terminado. Redacto estas líneas en la lumbre de mi hogar, donde navega aun el olor rampante a carroña submarina. He observado el infierno como jamás debiera presenciarlo ente vivo o muerto, que oxígeno osara respirar. El siguiente relato es mi sentencia y epitafio, sobre la noche en que muerto en vida, fulminaron mi alma aquellos eruptivos ojos de fuego verde y enfermizo; si bien mi condición física es óptima, el alma y la cordura danzan ahora en la cabeza de algún demonio orate. Recibí su carta aquella tarde; a la tiniebla, poco después emergieron los anfibios, para esta vez asediar el faro. A escasos metros de mi alto refugio, los serrados endriagos disponían circularmente aquellas blasfemas esculturas de ignoto mineral, desde cuyas bocas emanaba un charco de viscosidad negra y acuosa, una oleosa y negra sustancia, cuya visceral consistencia conformaba un agujero infernal.

Pronto con horror ví como emergía desde el vomitivo charco, cual dedo que emerge de una llaga, un ciclópeo monolito como empujado por las náuseas de Gaia desde sus volcánicas entrañas. Me es imposible describir lo sentido, sino como el paralizante, ácido y negro veneno de una araña abominable. Alrededor de aquel maldito ídolo, los paganos rezos de las infames criaturas invocaban el telúrico pulsar, sin duda en simultáneo con los demás enclaves de la ominosa orden. Cual aberrante y odioso diapasón, el menhir vibraba galopante invocando un sismo apocalíptico y tras una definitiva y brutal pulsación, se impuso un instantáneo y ondulante silencio horizontal.

De inmediato a escasos kilómetros, un colosal vórtice marino, en compungida expectoración, producía un gorgojeo insoportable. Surgiendo a modo de volcán, desde inconcebibles profundidades emergía la titánica deidad. No se trataba de algo informe, sino de algo tan complejo que el ojo humano era incapaz de reconocer forma alguna descriptible. Una gran boca que subsumía muchas bocas, caóticos dientes de ofensiva asimetría; Grihgzafhel, el horror dentado, sin rasgos excepto por protuberancias bulbosas como colinas, emergía bañado en agua nitrosa de un venenoso verde biliar. Cual fuente definitiva de abominación y destrucción, la oscura masa se inflaba y estremecía continuamente, expeliendo el enfermizo frío de la muerte y la corrupción.

Gustoso hubiéreme arrancado los ojos, de no tener las manos como ramas, en rigor mortis retorcidas. Observando con horror el instante en que impactó la luz del faro en las hórridas pupilas, aquella amorfa mancha de la más podrida confusión, lanzando un arcaico grito atroz, embistió cual brutal onagro al peñasco base de mi sólida atalaya. El feroz temblor rompió con la parálisis y arrojándome de espaldas a la linterna incandescente, sentí el calor de mil bombillas. Enseguida, poseso del instinto apunté el enorme reflector directo a los inyectados ojos de la bestia. La colosal aberración iracunda, retorciéndose en dentadas convulsiones, devoraba los cimientos de la torre que no tardó en quebrarse; no pensé, salté a morir trizado en la roca antes que en las crueles fauces de aquel espiral de agujas. Una vez en tierra, sin saberme vivo o muerto presenciaba el fin. El gran faro colapso en una hirviente explosión eléctrica, desplomándose incrustóse la antena de la cumbre en los rostros de la bestia. De una de sus bocas arrojó un bramido sádico como una maldición, que en mi cabeza suena aun condenándome al insomnio. La carne flameante del titán expelía un hediondo y nocivo olor nitroso, mientras desgarrado en disonantes alaridos, el horror dentado se hundía en las oscuras simas submarinas.

Paradójicamente escribo esto, gracias al pozo infecto que evitó me estrellase en la roca. Respecto a los acólitos engendros, debo suponerlos perecidos en la feroz explosión; atribuyo también a esto la desaparición del inmundo monolito. Querido Alphonse, ha sido usted confesor y guía en mi funesta desventura, lo he involucrado en mi execrable desgracia y no puedo perdonarme, confieso temer por la seguridad de ambos. Nuestra reunión resulta imperativa, lo invoco aquí presente a fin de constatar los hechos, la científica inquietud que nos mueve es objeto de esta invitación. Ciertamente he perdido la cordura, mi noción de fecha es nula, ergo esta carta no la lleva, mas ruego no recelar de la palabra, de quien muerto en vida está.

Esperando, Cedrick Gwin.

Al día siguiente hube arribado, bajo el cielo crepuscular, a la septentrional playa de Elessar, a unas horas de Bristol. El sol rojo, cual sangrienta manzana, empezaba a ponerse, un óxido malsano envenenaba el aire como las fétidas miasmas de una insana exhumación, el paisaje sobrecogedor como un corazón calido, reflejaba el inmoral contraste de aquel mortal antagonismo. Con la sangre helada, al no hallar monolito o faro alguno, sentí el pavor de Gwin como si navegara aún, diáfanamente respirable en la humedad del viento. Con premura, protegiéndome de la ventisca, me introduje en el ascético chalé de mi anfitrión. Escasos enceres, un antiguo telescopio, astillados muebles y una improvisada biblioteca eran el conjunto todo, mas hacía falta el eremítico señor; presumiéndolo ido resolví esperarle. No siendo hombre de gran paciencia, poco después de concluida la ventisca, aun con breve luz, abandoné la casa. De pie, buscando a Cedrick Gwin, me percate súbitamente, con el horror con que el enterrado vivo rasga el ataúd, de aquel rastro en la arena, un dibujo lívido de abominables garras, que entre humanas huellas se perdían en el mar y donde antes no estaba, se erigía ahora un nauseabundo monolito, con la siguiente inscripción: “No está muerto lo que yace eternamente, mas con el transcurrir de extraños eones, aún la muerte puede morir”.

Jeanne Hébuterne, musa por excelencia


Podemos hablar de artistas y de arte, pero en esta ocasión quisiera tocar el tema de la inspiración. Pues las musas son las que dotan al creador de la magia que los hace plasmar la belleza más grandiosa en su obra. Porque representan el manantial creativo que otorga la pureza y los sentimientos que impregnan su trabajo. Y no hay duda de que es la mujer una de las mayores inspiraciones en el arte.

Amedeo Modigliani, pintor y escultor italiano, pasó la mayor parte de su corta vida enamorado de Jeanne Hébuterne. Esta francesa, también pintora, ocupó la mente y el corazón de su amado dejando su huella en numerosas obras donde su hermosura destila como corriente de colores y su mirada copia, casi fielmente, la fuerza que podemos ver en alguna de las pocas fotografías que quedan de ella.

Ambos tuvieron un hijo juntos, sin embargo, Modigliani falleció víctima de meningitis. Durante este nefasto hecho, Jeanne se encontraba encinta de su segundo hijo. Fue así como, cargando la insoportable desolación de haber perdido a su esposo, se suicidó a la edad de 22 años, lanzándose de un quinto piso y muriendo junto a su hijo no nacido.

Basta hacer una comparación entre el retrato y la foto para poder apreciar su magna belleza. En una mirada profunda, que transmite tristeza, timidez, enigma, sensualidad y muchas otras sensaciones, podemos intentar encontrar las razones de su funesta decisión. Una mujer vapuleada por la pasión y el arte; una mujer que, como pocas, se dejó llevar por la expresión de las verdaderas emociones, sin temor a reprimirlas por la sociedad que la rodeaba.

No puedo asegurar que usted, estimado lector, sentirá los mismos efectos que la imagen de esta muchacha y su historia sembraron en mí. Pero si los sentimientos no son de su interés, deléitese ahora con sendas representaciones maravillosas de Hébuterne: la primera, obra de Modigliani; y la segunda, un autorretrato. Simplemente, poemas sin palabras.




domingo, 23 de septiembre de 2007

Marcel Marceau, aquel que imprimió el silencio en poesìa.

Francia despide a Marcel Marceau con los honores de un gran héroe nacional

Marcel Marceau; gran pantomista que imprimió de silencio a la poesía, falleció el sábado en París. Tenía 84 años.

Un rostro pintado sátiricamente de blanco, zapatos blandos y un sombrero sencillamente maltrecho, en donde una flor roja servía de coronación, fueron testigos fieles de toda la gama de emociones humanas que abarcó en el escenario más de 50 años, sin pronunciar palabra alguna.
Fuera del escenario, un parlanchín connotado.

Nunca hagas hablar a un mimo. No se detendrá”, decía.

Tan célebre y destacado teatrero no podía serlo sin la mayor inspiración de uno de los mas grandes del comienzo del 7mo arte: Charles Chaplin. Por su parte, Marceau influyó en el trabajo de innumerables artistas, como es el caso del rey del pop, Michael Jackson, quien tomó su famosa “caminata lunar” de un número de Marceau: Caminando contra el viento.

Su edad avanzada no le fue impedimento a la hora de realizar y deleitar con su pasión, sin perder, como era de esperarse, su agilidad y destreza y sin salir de su estilo único. En uno de sus actos más punzantes y cargados de filosofía: “Juventud, madurez, vejez y muerte”, mostraba sin palabras el paso de toda una vida en cuestión de minutos.

“¿Acaso los momentos más conmovedores de nuestra vida no nos encuentran sin palabras?”, preguntó en una ocasión.

Nació el 22 de marzo de 1923, con el nombre de Marcel Mangel, en Estrasburgo. Su padre, Charles, un carnicero que cantaba con la tesitura de barítono, hizo que su hijo conociera el mundo de la música y el teatro desde temprana edad.
El chico adoraba a las estrellas del cine mudo de la época: Chaplin, Buster Keaton y los Hermanos Marx.
Dado que hablaba inglés, fue reclutado como agente de enlace con el ejército del general George S. Patton.
En 1944, el padre de Marceau fue enviado al campo de exterminio de Auschwitz, donde falleció.
Sí, lloré por él”, recordó Marceau sobre la muerte de su padre. Pero también reflexionó sobre los otros muertos. “Entre los niños quizás estaba un Einstein, un Mozart, alguien que hubiera descubierto una droga contra el cáncer”, dijo a la prensa en el 2000. “Por eso tenemos una gran responsabilidad, la de amarnos los unos a los otros”.

Cuando París fue liberado, comenzó la vida teatral de Marceau, quien se inscribió en la Escuela de Arte Dramático de Charles Dullin, para estudiar con el renombrado mimo Etienne Decroux.
En un pequeño escenario en el Theatre de Poche, buscó perfeccionar el estilo de mimo que con el pasar del tiempo, se convirtió sin lugar a dudas en su sello inconfundible. Y es donde, en su escenario nace Bip, personaje pintoresco de Marceau.

Alguna vez, Marceau dijo que Bip era el álter ego de su creador, un doble de cara triste cuyos ojos se iluminaban con asombro infantil al descubrir el mundo. Bip era un descendiente directo del arlequín del siglo XIX, pero según Marceau, sus gestos de payaso estaban inspirados en Chaplin y Keaton.
Bip, en innumerables ocasiones fue comparado, por el mismo Marceau con un Don Quijote de la era moderna, solo, en un mundo frágil lleno de injusticia y belleza.

Y fue, gracias a su notable don innato de relajar la expresión sensorial del ser humano, que después de una exitosa gira por Estados Unidos, a mediados de la década de los cincuenta, Marceau se ganó la aclamación mundial que hizo de él una estrella internacional.

Simple y llanamente, había revivido el arte de la pantomima.
“Siento que hice por la mímica lo que (Andrés) Segovia hizo por la guitarra, lo que (Pablo) Casals hizo por el cello”, dijo Marceau en una entrevista.

A través de su envejecimiento, Marceau siguió actuando con la misma calidad y agilidad que lo hizo célebre. Además de sus condecoraciones de la Legión de Honor y de numerosos reconocimientos, fue invitado a ser embajador de la buena voluntad de las Naciones Unidas para una conferencia sobre la ancianidad, realizada en el 2002.

“Si uno se detiene cuando tiene 70 u 80 años, no puede seguir adelante”.

Un destacable hombre que hizo, con la pantomima, el arte de poetizar sin palabras, fue un exponente que no solo cultivó la risa sana en el ser humano, sino un mito notable a la hora de subirse al escenario teatral.



sábado, 22 de septiembre de 2007

Fausto (1994)


Fausto, una película completamente diferente a las adaptaciones comunes de historias populares y obras literarias, esta película checa de Jan Svankmajer, artista surrealista hace honor y justicia a el estilo representativo de su director, una visión fusionada de diversas historias basadas en la leyende de fausto además que el alternamiento de realidad con actuación y ficción hacen que de posible adaptación sea considerada creación.
La película es ambientada en la republica checa, en Praga para ser exacto, donde un hombre pasa de ser un personaje del andar de día a día, a convertirse en el mismismo Fausto y adoptar la identidad brindada por el libreto, como espectáculo de marionetas se ambienta la historia de su pacto con el Satanás, a la vez que espectadores pertenecientes a la realidad sirven de ayudantes, y la presencia de los maestros omnipotentes que juegan con la historia mostrando lo bizarro de su creación, pues controlan el destino con las cuerdas de titiritero.
Una película completamente recomendada a todos aquellos que gozan con interpretar lo oculto o crear mensajes en base a incoherencias, cada uno elija.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Fujimori extraditado


Como bien algunos de ustedes habrán leído, en este blog no se apoyan ideologías políticas, religiosas, económicas, etc. Pero esto no es política; la extradición del ex presidente Alberto Fujimori es un asunto de relevancia que alcanza los derechos humanos y una serie de hechos de corrupción supina.

Finalmente y tras una larga y tediosa espera, la Corte Suprema de Chile aprobó el pedido de extradición de Fujimori. Esta decisión se dio aprobando siete de los trece casos que se le imputaban. Entre ellos tenemos dos delitos de lesa humanidad (casos Barrios Altos y Cantuta y crímenes del SIN) y otros cinco que abordan los temas de corrupción como los congresistas tránsfugas, la CTS de 15 millones de dólares para Vladimiro Montesinos, la manipulación de líneas editoriales e interceptación telefónica, entre otros.

Más allá de eufemismos, debemos decir que Fujimori ha sido extraditado por asesino y ladrón. No hay otros sustantivos o adjetivos que describan mejor a un criminal y capo de la mafia como él. Al nivel de Ferdinand Marcos o Suharto, conspiró a lo largo de diez años para hundir al país económicamente, matar, violar, mentir y burlarse de todos los habitantes en su intento de escapara de la ley.

Finalmente la justicia mapochina aprobó el fallo, que lo traería de vuelta a nuestro país, en un gesto reivindicatorio que muchos veían con malos ojos y con muchos intereses y presiones de por medio (o de parte de Japón, para ser más claros). Sin embargo, este hecho ha marcado un hito en lo que a relaciones internacionales y cumplimiento de la justicia se refiere, actitud que no ha tardado en ser elogiada por la asociación internacional Human Rights Watch o Naciones Unidas.

Esta última organización estimó en un reciente informe, que el criminal Fujimori habría robado unos 600 millones de dólares de las arcas del estado peruano. Esto no hace más que reafirmar las dimensiones de su mafia organizada y la desfachatez con la que él y sus pillos tomaron por juguete a la nación.

Ahora solo queda esperar en su llegada al país, los pormenores de su carcelería y el proceso judicial que servirá para juzgarlo. Creo que todos (o por lo menos todos aquellos con capacidad cerebral o sin intenciones corruptas) esperamos rapidez y severidad en la sentencia. Queremos confiar en la capacidad y transparencia de nuestros magistrados para que lleven a cabo un proceso eficiente y que todo el peso de la ley recaiga sobre uno de los individuos más funestos en la historia nacional. Un buen paso se ha dado, ojalá sigamos por el buen camino.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Charles Baudelaire - "Antes de él, NADA; después de él, TODO"

Charles Baudelaire


Embriagado de belleza, de ginebra y literatura, borracho al fin de estímulo, poesía, yo os escribo desde mi juventud perdida, desde los recuerdos más vehementes, desde la propia épica, al fin ebrio.

Baudelaire murió relativamente joven, no llegando a la cincuentena. Heredero de una pequeña fortuna que pronto dilapidó, vivió en París y sólo dejó la ciudad cuando al parecer se sentía víctima de una grave enfermedad que degeneró en apoplejía. Baudelaire no volvió a ser el mismo a su vuelta de Bélgica. Escribió, sí, eso también hizo. Alumno sin rostro de Poe, bebió absenta y plumas de cuervo, enamorado de Annabel Lee.

Baudelaire, referente literario. Las Flores del Mal: su gran libro de poemas, símbolo de una generación eterna, repetida y cíclica. La Fanfarlo: su propio retrato. Los Paraísos Artificiales: quizá su condena social. No fue un escritor prolífico, tampoco un gran crítico, pero escribió ensayos sobre arte, literatura, poesía; su propia poesía puede leerse también así, filosofía social, espejo de una época, heredera del gran romanticismo, todavía vivo, siempre.

Y es que, mientras Victor Hugo vivía en su gran casa y era nombrado alcalde de París, Baudelaire se paseaba andrajoso y elegante por los suburbios, bebiendo la fuente del miedo y los placeres, uno al fin. Mientras Hugo fue un enamorado de la vida, Baudelaire puede definirse como el poeta diabólico, remedo de todo aquello que la sociedad bien-pensante del momento (de todos los momentos) podría aborrecer.

La facción romántica está embebida en poder, el auge realista aún está por llegar, pero ha dado sus primeros coletazos (Baudelaire llega a conocer al gran Balzac, también a Nerval). Reacciona contra todo y todos, como también haría Rimbaud. Nos llega la sombra del este tratante y se proyecta sobre aquél que fue el primero de “los malditos”. Son herederos del espíritu burgués, pero otro espíritu muy diferente al actual. Un ser cultivado, amante del arte hasta el delirio, mediana fortuna y vicios, placeres y sombras. La poesía de estos nuestros poetas malditos es eso, poesía del lado oscuro, pero teñida con el gusto del buen vivir.

Baudelaire vivió medio olvidado. Las Flores del Mal apenas tuvo éxito, aunque un juicio muy similar y ridículo al que sufriera Flaubert tiempo atrás por su Madame Bovary, ayudó a incrementar su popularidad. Cuando acaeció su muerte, sus flores fueron olvidadas por mucho tiempo, y sólo con el reconocimiento de Sartre en su famoso ensayo se volvió a hablar del poeta. En parte, el Baudelaire que conocemos es una recreación de Jean Paul Sastre, que también haría retomar el gusto por Poe. El filósofo lleva al escritor a su terreno, desde luego, y toma el spleen como símbolo de la nada y del tiempo, la condena del hombre moderno. Desde luego, no iba para nada desencaminado, y si algún escritor pudiera considerarse como precursor del existencialismo, ese sería Baudelaire.

La creación de Sartre nos muestra al verdadero maldito, el que nunca existió, nos muestra su personaje en La Naúsea, o El Extranjero (Camus): Baudelaire no fue nada de esto. No fue un hombre bañado en desdén, Baudelaire, como todo hombre de letras, anhelaba en secreto la gloria. Baudelaire fue un aficionado al arte en toda su extensión (hombre de su época), escribió sobre sus coetáneos, criticó al dios-Hugo y a la vez alabó su prosa. El Baudelaire que conocemos fue la creación de un hombre, su propio escrito en vida.

Uno de los libros más aclaratorios del poeta es, sin duda, La Fanfarlo. Allí se crea el personaje y se define a sí mismo como un dandi. Como sucedería en El Retrato de Dorian Gray, el personaje va alcanzando cotas místicas, mientras el hombre se sumerge en lo más profundo de sus miedos, en su miseria más humilde, Baudelaire sufre una apoplejía. Ahora ya apenas puede hablar, mucho menos ser entendido, ¿alguna vez lo fue? Baudelaire muere como vive, como un cuento de su maestro Poe, sin voz, en compañía del retrato siempre bello, diabólico, que un día quiso pintar.

"Las Flores del Mal"

Las Flores del Mal, antología poética escrita por Charles Baudelaire, se constituye en la obra suprema del simbolismo francés, imbuida del tedio, la hipocresía y la degradación moral y humana que farisaicamente el pueblo francés pretenda ocultar, estos versos se convierten en la guía a través de la cual conoceremos nuestros propios infiernos y comprenderemos también porque el arte de Baudelaire esta mas allá del bien y del mal.

Los tiempos, a veces crueles, siempre certeros, nos acostumbran al género, el más cruel de los vicios literarios. Así convertimos en géneros novelas, versos y escenas, vacuo juego entre lo esperado y lo esperable, éste nuestro cómodo vicio.

Baudelaire buscaba con Las Flores del Mal la superación del espíritu romántico y parnasiano, y ello conllevaba el desprecio de aquellos ideales que habían gobernado el arte hasta el momento. Las Flores del Mal simboliza, ya su título lo indica, la superación de Werther y su anquilosada manera de entender la belleza. Las Flores del Mal iba originalmente a llamarse Las Lesbianas (por considerar el autor a ésta como la forma más infructuosa del amor). Las Flores del Mal es la referencia a toda esta herencia artística. Las Flores del Mal hablan con un lector compañero en el pecado, como haría en los Paraísos Artificiales.

Las Flores del Mal huye de otros muchos tópicos de la poesía romántica. La obra posee una estructura dramática sólidamente construida, y responde a un plan rigurosamente calculado. Cada uno de los poemas adquiere relevancia no en el verso por sí, sino visto a través de la totalidad de la obra. Baudelaire era minucioso, casi obsesivo, había que hallar el término preciso, la sinestesia precisa. Las Flores del Mal es una compleja teoría de correspondencias, en la cual nada es llevado por el azar, música y color vencidos por el tedio vital, la bilis negra, el spleen.

El poeta será nuestro Virgilio, y junto a él recorreremos los círculos infernales (no nos es dado el poder de alcanzar los cielos en esta ocasión). «Spleen e Ideal». A la sombra del tiempo, de los sabios, nuestro viaje comienza de la mano de un albatros, vamos de la mano del poeta y la brevedad de su verso roto, buscamos la liberación de la mano del eterno-femenino, del vino y de las rebeliones, buscamos la liberación en una cámara oscura, en el romanticismo y en la belleza.

Nada de ello nos servirá para vencer, porque el pecador espera su condena, una pequeña mendiga nos mira, vemos el arte, una vez más en la muerte, dualidad segura. Al fin llega el final de nuestro camino, nos queda el viaje eterno, lleno de sufrimiento, pero nuestro camino nos ha enseñado algo, caminamos de la mano del spleen y la monotonía, nuestra verdadera meta era perder, ver el horror que anida en nuestro corazón, en una mirada sórdida pero sincera. Perdidos, al fin, podremos diferenciar el aroma.
De: Martín Cid, espacio literario

domingo, 16 de septiembre de 2007

Jim Morrison - Oda y obra poética


Oda al Rey Lagarto

Eventualmente las fuerzas creadoras del mundo y
el espíritu, una efímera tempestad brutal y
huracanada, convergen en un sólo ser y
el conocimiento universal lo abruma y
contiene el fuego, la tormenta, el bien y
el mal como elementos primigenios.

Como armas en sus manos, la luz y oscuridad
son caricias de inocencia, fuertes, lúdicas y
luego lúbricas, rebeldes y arcanas.
Etérea mixtura y espadazo en los cielos,
desprende de la bóveda celeste canciones y
versos, como leones y besos.

El grito libertario del alma es eco de mística perfecta,
de cuerdas y tambores redoblantes, de aluviónico
alarido sideral y cromatismo musical;
Canción fantasma que cual ave espiritual,
reposa tierna la cabeza en la nocturna
bañera eternal, para jamás volar en cielos
cenicientos y despegar de aquí a la eternidad.

James Douglas Morrison (Florida, 1943-París, 1971). Tras su frustrante paso por la escuela de cine de Los Angeles, se dedicó a su verdadera vocación artística: la poesía; en vida publicó: The Lords (1969), The New Creatures (1969) y An American Prayer (1970). Como cantante de The Doors se convirtió en un símbolo de rebeldía juvenil. Incomprendido su mensaje abandonó la música para dedicarse a escribir, en París. El 3 de julio de 1971 fue encontrado muerto en la bañera de su departamento. Póstumamente aparecieron dos compilaciones de su obra.

Esta es una selección de poemas leídos personalmente y grabados en su momento, textos y apuntes escritos en libretas y cuadernos, hojas sueltas y diarios dispersos editados luego de su muerte.

Si el escritor puede escribir y
el agricultor puede sembrar
Entonces todos los milagros confluyen,
aparecen y comienzan a suceder...
Si los niños comen, si su
momento de llorar es la medianoche.

La tierra los necesita:
Suaves perros en la nieve
Anidados en primavera
Cuando el sol hace el vino
y la sangre danza peligrosamente
en las venas o las viñas.



Fría música eléctrica
Lastimame
Lacerá mi mente
Con tu oscuro sueño.

Frío templo de acero
Frías mentes vivas
en la costa estrangulada.

Veteranos de guerras extranjeras
Somos los soldados de
las Guerras del Rock and Roll.





Puedo hacer que la tierra se detenga en
su curso, hice las
cosas más remotas, puedo cambiar
el curso de la naturaleza.
Puedo ubicarme en cualquier lugar del
espacio o el tiempo.
Puedo convocar a los muertos.
Puedo percibir sucesos de otros mundos,
en lo más profundo oculto de mi mente,
y en la mente de los demás.

Yo puedo.

Yo soy.






CIELO O INFIERNO...

Cielo o infierno, el circo
de tus acciones

Jugar
(el azar es aquí Dios)
en Carnaval

mitiga la culpa
El miedo profundo

La separada soledad

ábrete Sinagoga
ábrete sésamo

La Fiesta de nuevas conexiones
mente liberada
El amor no puede salvarte
de tu propio destino

El arte no puede consolar
Las palabras no pueden domesticar
La Noche

miércoles, 12 de septiembre de 2007

García Márquez y la música


"Lo único mejor que la música, es hablar de música"
Gabriel García Márquez.

Gabriel García Márquez cumplió 80 años y el mundo celebra este gran acontecimiento. El novelista y Premio Nobel de Literatura (1982) es un amante de la música, especialmente la cubana. A través de muchos años he seguido lo más cerca posible esta afición suya. El escritor colombiano vino a Cuba por primera vez el 18 de enero de 1959, con los albores de la Revolución, y quedó estupefacto con la vida festiva del país.

"Aquello daba la impresión de una pachanga fenomenal que tenía fundamento en la realidad. Todos los intelectuales de aquel tiempo sabían que Cuba había sido la colonia más culta de España, la única culta de verdad, de tradición de tertulias literarias. De folletines radiales, de música sensacional y de una intelectualidad a la altura de Lezama Lima, Alejo Carpentier, Nicolás Guillén y Fernando Ortiz, entre muchos otros".

Desde aquella primera vez se incrementó el interés del periodista por adentrarse en un mundo musical que va más allá del disco, se inserta en los rincones donde se crea frente al público: salones de bailes, clubs, cabarets, teatros, fiestas. En aquel entonces las fiestas en Cuba eran interminables, herencia que provenía desde la colonia.

La vocación de Gabo por la música le viene de su padre que tocaba muy bien el violín en las fiestas y serenatas. Las novelas del colombiano se parecen a un vallenato, otras a un bolero. "Descubrí el milagro de que todo lo que suena es música, autos de las calles, claxon, vocerío...todo".

Muchos no saben que el escritor se ganó la vida, en los años 50 cantando en cafés parisinos, cuando se respiraban en el aire las canciones de Georges Brassens (1921-1981). "Canté profesionalmente para sobrevivir, en el night club L´Scala, para ganar algo con la interpretación de canciones mexicanas, me pagaban un dólar. Por cierto, existe una grabación a dos voces con el novelista Carlos Fuentes". Gabo es amigo íntimo de músicos y cantantes, muchos de quienes, cuando visitan México, se hospedan en su casa.

"Cuando estoy con mis amigos íntimos no hay nada que me guste más que hablar de música. Soy un melómano empedernido, siempre digo mi lema. Lo único mejor que la música, es hablar de música. Sigo creyendo que es la pura verdad.

"He escuchando tanta música como he logrado conseguir. En las discotecas de New York he comprado discos caribeños que no se encuentran en ningún lugar. En México, cuando escribía Cien años de soledad, gastaba los discos de los Beatles, que escuchaba para estimularme. La apoteosis de la nostalgia de la década prodigiosa.

"Finalmente Cien años de soledad no es más que un vallenato de 450 páginas, realmente es eso. Los músicos andariegos llevaban los vallenatos que eran testimonios de acontecimientos que me dio la idea de este libro".

El bolero y la balada son algo muy querido para Gabo, quien en 1985 reveló a la revista Opina de La Habana: "el bolero expresa sentimientos y situaciones que a mí me conmueven y que se que a muchísima gente de mi generación la conmovió. "Un bolero puede hacer que los enamorados se quieran más y a mi eso me basta para querer hacer un bolero. Lograr que los enamorados se quieran más, aunque sea un momentico, es culturalmente importante es revolucionario.

"La balada española, de la década prodigiosa, es hecha a la medida, son extraordinarias piezas poéticas que se oyen en todas partes, se las sueltas a cualquier intelectual y no tiene la menor idea de quienes son. "De la calidad de esas letras no hay ninguna duda, y sobre todo creo que yo tengo suficiente autoridad para decirlo. Las melodías resisten el paso del tiempo ante toda clase de transformaciones y tratamientos".

Para concluir, pregunté en ese último encuentro con Gabo: ¿Ahora trabaja o escribe?
"Ya no trabajo con el objetivo pecuniario, sino por el placer y el deber de escribir. El escritor no debe parar nunca, porque quizás no vuelva a escribir otra vez.".

Entrevista a Gabriel García Márquez, colaborador de "Prensa Latina"

martes, 11 de septiembre de 2007

Luchiano Pavarotti, el Tenor que no murió

Luchiano Pavarotti, el solo nombre nos transporta a aquel país de ensueño llamado ópera, aquel fantasma transformado en música, un mundo ideal hecho por el hombre, para el deleite del hombre, donde líricos profetas claman las nobles notas libertarias del espíritu. El tenor barbado de entrañable figura y mirada noble de oso azul nos ha dejado huérfanos y náufragos, a la deriva en la terrible tempestad de la existencia, su voz, luminescencia sonora, exquisito bálsamo del alma, padre y guía alguna vez, cambio la luz del faro litoral por la inmortalidad de la estrella luminosa que aun nos guía a buen recaudo.

Luciano Pavarotti ah sido sin duda, uno de los más queridos personajes del siglo XX, y uno de los primeros grandes que en este funesto siglo XXI nos ha abandonado, como lo hicieran Antonioni y Bergman, tan solo para consagrarse en el dorado trono de la inmortalidad. La carrera artística del excelso tenor italiano, es ya bien conocida y de una trayectoria excepcional, habiendo superado incluso al magnifico Enrico Caruso, en las repetidas aperturas de los grandes teatros mundiales, como La Ópera de París, La Scala y Verona. Su primera y más encomiable interpretación, fue en la maravillosa pero igualmente difícil aria de La hija del regimiento, de Donizetti, en donde el insuperable octavo Do de pecho de la casi imposible aria, lo consagro como el excepcional tenor de talla mundial que fue durante más de cincuenta años. Más tarde tras realizar innumerables interpretaciones operísticas, se embarca en el proyecto “Los Tres Tenores” un intento de llevar la opera al pueblo, con sus amigos, los grandiosos Plácido Domingo y José Carreras, de cuya unión surgen temas himnos de cada uno de ellos, como lo fue el aria de Turandot, Nessun Dorma, para Pavarotti, Core 'ngrato para Carreras y la clásica Granada para Plácido. Luciano se retiró entre sentidas nostalgias en el 2004 a causa de afecciones respiratorias y un terrible cáncer nos robaría a un amigo tan querido.

Hubo una época en que los interpretes musicales, los instrumentistas, los cantantes, no tenían forma de morirse. Solo los sobrevivía su fama y su recuerdo, que con el tiempo se iban destiñendo. Ahora los sobrevive el registro de su arte, que podemos gozar para siempre. ¿Cuantas grabaciones habrá hecho Pavarotti, entre discos y videos? Todas siguen vigentes hoy y el sigue vivo en esas grabaciones. Y esa es la vida de Luciano que la gran mayoría ha gozado y que muchos otros gozarán en el futuro. En el siglo XXII, algún estudiante desprevenido contestará en un examen que Pavarotti está vivo y habrán de corregirlo. Tal vez en el futuro algún entusiasta exclamará ¡Grande Luciano! Al escuchar el octavo Do de pecho del tenor en la obra de Donizetti, grabada hace más de siglo y medio, y entonces quedará demostrado que, pese a la funesta noticia, el fallecido Pavarotti, no murió el pasado jueves, ni cosa por el estilo. Porque morirse, amigos, es otra cosa.

domingo, 9 de septiembre de 2007

I'm Not There



“I’m Not There” es el último trabajo del director estadounidense Todd Haynes. La película fue presentada con éxito en el recientemente finalizado Festival de Venecia, donde fue galardonada con el premio especial del jurado y Cate Banchett fue condecorada con el premio a mejor actriz; además, será proyectada también en el Festival de Toronto que acaba de comenzar.

Haynes, quien ya había sorprendido a la crítica con “Velvet Goldmine”, una cinta que narraba la historia de una artista de rock claramente basado en el alter ego de David Bowie, Ziggy Stardust, regresa esta vez con otra producción que aborda el tema de la música y que presenta una técnica poco convencional.

Relata la vida del ícono del folk, Bob Dylan, durante seis etapas de su vida, pero estas son interpretadas por seis actores o actrices diferentes, entre ellos Cate Blanchett, Richard Gere y Christian Bale. Es realmente llamativa la forma en que será retratada la vida de este genial compositor e intérprete.

Además de la película, espero con ansias (y supongo que muchas personas también) la banda sonora de la misma. Otra vez Haynes sorprende con contribuciones artísticas de nivel superlativo. Canciones de Dylan serán interpretadas por la mega banda Million Dollar Bashers (compuesta por integrantes de Sonic Youth, Wilco, entre otros) acompañados de destacados artistas y agrupaciones como Eddie Vedder de Pearl Jam, Yo La Tengo, Karen O de Yeah Yeah Yeahs, Sufjan Stevens, Iron & Wine, The Hole Steady y, por supuesto, temas originales del grandioso Bob.

Es bueno que homenajes de esta magnitud se hagan cuando ídolos como el mencionado aún están entre nosotros. Un filme más que atractivo, yo diría que es una de esas joyas que aparecen cada cierto tiempo y que marcan un hito en la expresión artística y la cultura. A cruzar los dedos y a esperar que alguien se le ocurra traer esta magna producción a nuestras salas, para que de una vez por todas, toquemos las puertas del cielo.

Acá les dejo el trailer de la película en donde también hay una aparición, casi al final, del gran poeta Allen Ginsberg protagonizado por David Cross. Esta cinta promete. Difruten.


Jorge Luis Borges

“La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido.”

Después de no menos de tres meses de actividad en este blog, escribiré acerca del mejor escritor que haya leído en mi vida. Solo equiparable a Nietzsche o Baudelaire (opiniones subjetivas claro está) Jorge Luis Borges representa todo un mundo nuevo; o debería decir muchos mundos nuevos. Pues esa es una función importante en la literatura: además de hacerte ver la realidad, también es valiosa cuando te proyecta hacia nuevos horizontes, tan lejanos que nunca pudimos imaginar que existiesen, ni siquiera en la cabeza de un hombre tan genial como fue este argentino.

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo nació en 1899 en tierras gauchas. Desde chico habló español e inglés en su hogar, y posteriormente aprendería en Europa el francés y el alemán. Fue cuentista, poeta y ensayista desde muy joven. Trabajó también en El Sur la más importante publicación literaria de Argentina. Es aquí donde conocería a Adolfo Bioy Casares, también literato argentino, gran colaborador y amigo de toda la vida, así como a Macedonio Fernández, mentor y gran influencia para él.

En 1938 pierde a su padre, lo que significa un gran golpe para él por la estrecha relación que llevaban. Siempre tuvo cerca de mujeres, comenzando con Leonor Acevedo, su madre, hasta María Kodama, quien lo acompañaría hasta el día de su muerte. Sin embargo, como él mismo afirma, cometió el peor pecado que puede cometer un hombre: no ser feliz.

II
Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta

y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna


y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.

Sólo me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

La ceguera lo acompañó gran parte de su vida y tal vez haya sido una de las razones que lo convirtieron en un visionario magistral. Lo que no puedo ver fuera, en el mundo, lo vio dentro de sí, en una sucesión de mágicos e inextricables laberintos, multiplicados por espejos que los hacen infinitos, como un libro sin principio ni fin. Así fue la literatura de Borges, fronteriza entre lo fantástico y lo más común de nuestra realidad. Uno nunca sabe donde está y en ese dilema radica su genialidad.

“El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto.”

Sus vastos conocimientos de mitología, filosofía y de literatura universal fueron los cimientos de sus espectaculares relatos: conocía con profundidad a Homero, Dante, Cervantes, Hume, Schopenhauer, Poe y tantos otros que confluyen en su obra. “Ficciones”, “El Aleph”, “El libro de arena” destacan entre su serie de relatos cortos, que nunca extendió a novelas por su ‘incorregible holgazanería’.

Fue uno sólo y perdurará en el recuerdo de todos aquellos que amen la literatura, el arte y la cultura en general. Alguna vez dijo: La paternidad y los espejos son abominables porque multiplican el número de los hombres.” Nada más cierto; pero él, fue una honrosa excepción.



viernes, 7 de septiembre de 2007

Una visión diferente

Cualquier parecido con la realidad, no seria mas que una repudiable maldición, allí seria lógico temer.


Era una masa deforme de rotos sueños desechados por los que se rinden, así era mi definición de las inmensas nubes que ahora observaba, siempre modificando su forma para crear mensajes que eran asimilados distintamente por cada persona, siempre tratando de inspirar a pesar que no eran mas que el reflejo de las esperanzas perdidas, lo hacían para acallar la culpa de su existencia. Mirando a través de aquella luna borrosa, cubierta de vapor de agua trataba de pensar sobre el mundo y mi papel en este. Aparté la mirada del borroso “paisaje” gris de la ciudad para mirar a las personas que me acompañaban en el bus, en el fondo unas niñas vestidas de mujer conversaban sobre alguna intransigencia que les provocaba risa, una de ellas percato mi mirada y la respondió con una "risita" verdaderamente irritante, seguí mi camino visual posándome en un hombre de mediana edad contando monedas, era como ver la preocupación en sus gestos, su desesperación era palpable, muy pocas monedas y tanto que hacer, la travesía desemboco en una mujer que ya hacia buen rato se había percatado de mi proceso de reconocimiento, por así decirlo, no se si sus gestos fueron de una joven intimidada por la mirada de un muchacho o un de una mujer orgullosa ante los piropos de un desconocido, sea cual sea la situación, estaba ya acostumbrado a ser mal interpretado. En mi interior me reía de aquellos insulsos, me consideraba superior, ya hacia tiempo que lo hacia, alegando que yo parecía ser de los pocos que modificaban al mundo con sus pensamientos, en vez de ser modificados por la corriente; todo esto fue interrumpido cuando una voz grave y seria comenzó a sonar, era una mujer, tratar de describirla para mi es un poco nostálgico, tenia el rostro tosco y arrugado pero hermoso, estaba sucio, era de tez oscura con un lunar en el centro de la frente, ojos negros, muy negros, me hundí en su mirada, y pude saber que había llorado, no sentí desprecio hacia ella, y eso fue algo sorpresivo, acostumbrado a denigrar a cualquier pobre infeliz que se encontraba en mi camino, culpándolos de su misma desgracia; pero a las madres yo no era capaz de culparlas de nada, las mujeres siempre han sido mi debilidad. Escuchaba atentamente la historia que me contó, una historia que aterro a mi alma, y desengaño lo que hasta ese momento creía que era mi papel en el mundo. Ella no era de aquí, ella había llegado hacia 1 año a este lugar a cumplir sus sueños, ella confiaba demasiado, y pago el precio justo por su inocencia; culpada de un acto que jamás cometió fue enclaustrada en una prisión donde su ser comenzó el proceso de descomposición, por meses vivió situaciones que no enumeró, pero imaginarlas es demasiado para mi, cuando por fin un elegido por el destino para hacer justicia logro que su caso se resolviera fue soltada, sin embargo era muy tarde, nunca mas seria libre, seria esclava de esos monstruosos meses en aquella prisión, y con el recordatorio mas grande de todos, un bebe en sus entrañas, con el poco dinero que le quedaba fue a ver a un doctor para determinar la salud tanto de su futuro heredero de desgracias como de ella, el resultado que en un principio no supo entender una vez asimilado no fue sorpresa en lo absoluto, Tenia SIDA, y 6 meses de embarazo- en ese momento 4 personas en todo el bus hicieron ademanes de asco, por lo menos el mío no fue tan notorio y se mezclo con una amargura familiar- con papeles demostraba la situación a la cual se enfrentaba y las medicinas que estaba obligada a tomar, digo obligada porque dejo claro que si no fuera por su hijo se habría quitado la vida, en ese momento llego el típico pedido que siempre aquellos que incurren en el juego de manipular las emociones humanas a su favor tienen, usualmente es dinero para utilizarlos en diversos objetivos muchas veces egoístas-como debe ser-sin embargo el motivo que le impulsaba a pedir dinero me dejo sin habla y por un instante sentí como algo en mi lado derecho del pecho empezó a doler. Ella quería dinero para matar a su hijo, el no era culpable de que el mundo sea cruel, el no tenia la culpa de que su madre fuera engañada, tampoco de que fuera violada, de que ella asustada escapara a sus problemas invocando a dios, y era menos culpable de que esta no ayudara, el no era culpable de la situación del país, ni de las guerras, no era culpable de las crisis existenciales que aquejan a los adolescentes, de los traumas que llevan a tantos al suicidio, de la violencia ni de las religiones, porque habría de nacer en un mundo al cual el no pertenecía, el no debía nacer, no estaba en el decidir o no, ella tenia el poder para salvarlo y había decidido hacerlo. Lo que en un principio me pareció la mas grande estupidez del mundo poco a poco fue atravesando mis entrañas, yo no lloro pero mi alma si lo hace, y lo hizo en ese instante, “Como decidir por otra persona, ¡No se puede!” es simple, cada uno debe elegir su camino, aquel niño merecía vivir, y abrirse paso en el mundo a su manera, me hubiera parado a refutarle si es que la razón no me hubiera mandado a callar, no dejar que las emociones hablen por mi en ciertas situaciones es un don muy contradictorio, ella aparentemente solo quería lo mejor, si alguien me hubiera preguntado antes de nacer si quería hacerlo, no habría sabido que responder, en un mundo donde el sufrimiento es la única forma de sentirse vivo una mujer escogió la muerte no como un acto egoísta sino como la máxima expresión de la solidaridad humana.Y hundido en el fatalismo decidí dormir apoyando mi cabeza en el vidrio, lo sentía, diferente, suave, me hubiera gustado no despertar, pero se hacia tarde para seguir.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Á bout de souffle


“Es triste dormir, pues separa a las personas. Incluso cuando duermen juntas, se encuentran solas.”

Me gustan las historias de amor del cine de la Nouvelle Vague. Porque mantienen esa ligereza exquisita que te desestabiliza tanto como la cámara que lleva a tus ojos las imágenes. Porque lejos de convertirse en los refritos a los que estamos acostumbrados, y en sosos cuentos románticos y excesivamente cursis , mantienen ese aire de frescura que te pueden hacer enamorar u odiar por siempre aquel extraño sentimiento.

Así es este cine: bivalente, inconsecuente, atrevido. Y así es Á bout de souffle o ‘Al final de la escapada’ de Jean Luc Godard, una cinta maravillosa en la cual el amor es caprichoso, se niega a ser amor. Lo define como un problema, un asunto sin esclarecer, muy filosófico o muy frívolo. Después de cometer un crimen, un hombre busca a su novia y la invita a fugar a Italia, petición que ella rechaza. Él la desea, la busca, le ofrece todo a su manera. Pero la pasión no siempre es correspondida.

“Dos cosas importantes hay en la vida: para los hombres, las mujeres. Para las mujeres, el dinero.”

El dinamismo corre a lo largo del filme, la ausencia de reglas cinematográficas la dotan de un encanto genial, y los diálogos, inteligentes y punzantes, terminan por englobar una obra imperfecta, cualidad en la cual, paradójicamente, reside su perfección.

La última escena es magnífica. Con una cámara en mano, se puede expresar la naturaleza de la película en tres gestos y un corto intercambio de palabras. Todas las sensaciones de ambos personajes, que ellos mismos callaron y se negaron a aceptar, son resumidas en esta secuencia. Realmente una obra maestra imprescindible y entrañable. Verla, es más que obligación.