jueves, 25 de octubre de 2007

Dogma 95

Pasan los años y todo cambia, para bien o para mal, algunos cambios son mejores que otros, algunos se mantienen y otros se descartan y pasan al olvido; algunos los admiran y otros los odian. Pero es así, el mundo es un proceso, la existencia misma es una constante variación. Y como todo, el cine también innova.

Lo hizo Griffith, Chaplin, los vanguardistas, los rebeldes jóvenes de la Nouvelle Vague, la generación perdida, el gran maestro Lynch y muchos más. Es por eso que quisiera tocar el tema de una nueva propuesta que nació a mediados de la década pasada en Europa: Dogme 95.

Su origen está en Dinamarca, en el año 1995, y en la mente de Lars Von Trier y Thomas Vinterberg. Como diversos movimientos en el mundo, y aunque muchas veces lo nieguen, es indudable que surge como un golpe al idiotizante cine comercial hollywoodense. Estos autores plantean una serie de normas con las cuales se busca hacer un cine independiente, de bajo costo de producción y con una tendencia muy personal. ¡Adiós la post producción! El director es el artista y todo su estro debe surgir en el mismo instante de inspiración, en este caso, durante la filmación.

Dogme 95 posee mucho del espíritu radical de la nouvelle vague, ésto en cuanto al deseo de cambio. Sin embargo, un aspecto en el cual ambas corrientes difieren abismalmente es el hecho de seguir reglas. Si bien el movimiento francés se liberó de todas las ataduras de la época y propuso una casi total libertad para los realizadores, lso miembros del Dogme 95 tienen muy claro una serie de pautas a seguir, irrenunciables, para las cuales existe incluso un juramento o voto de castidad, que consiste principalmente en las siguientes 10 premisas:

1. El rodaje debe realizarse en exteriores. Accesorios y decorados no pueden ser introducidos (si un accesorio en concreto es necesario para la historia, será preciso elegir uno de los exteriores en los que se encuentre este accesorio).
2. El sonido no debe ser producido separado de las imágenes y viceversa. (No se puede utilizar música, salvo si está presente en la escena en la que se rueda).
3. La cámara debe sostenerse en la mano. Cualquier movimiento -o inmovilidad- conseguido con la mano están autorizados.
4. La película tiene que ser en color. La iluminación especial no es aceptada. (Si hay poca luz, la escena debe ser cortada, o bien se puede montar sólo una luz sobre la cámara).
5. Los trucajes y filtros están prohibidos.
6. La película no debe contener ninguna acción superficial. (Muertos, armas, etc., en ningún caso).
7. Los cambios temporales y geográficos están prohibidos. (Es decir, que la película sucede aquí y ahora).
8. Las películas de género no son válidas.
9. El formato de la película debe ser en 35 mm.
10. El director no debe aparecer en los créditos.


Con el correr del tiempo, algunas de estos cánones se han hecho un poco más flexibles, pero mantienen la esencia que los distingue de cualquier otra producción. Poseen una página de Internet en la cual se pueden inscribir aquellas películas cuyo director considere siguen las indicaciones de este movimiento.

A pesar de su reglas tan rígidas (por las cuales el propio Lars Von Trier ha tenido que alejarse para realizar películas como Dogville o Dancer in the dark), el proyecto es bastante innovador, y consigue una fusión más que interesante entre el cine de ficción y la estética documental. Algunas cintas que representan fielmente al Dogme 95 serían La Celebración o Los Idiotas, de Vinterberg y Von Trier respectivamente. La lista completa de películas puede ser encontrada en la página oficial.

Más allá de si sea del agrado de los fanáticos del séptimo arte, soy de la opinión que proyectos como éste ayudan al óptimo avance del cine y pueden servir de cimiento para estilos venideros que podrían fácilmente marcar un hito en la historia cinematográfica mundial. No queda más que ahondar más en el Dogme 95 y sacar nuestras propias conclusiones.

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