lunes, 13 de agosto de 2007

Jean-Paul Sartre - El Existencialismo

"El Existencialismo es un ateísmo consecuente; puesto que Dios no existe, no existe la naturaleza humana; el hombre no tiene esencia o naturaleza, es lo que él mismo se ha hecho; en el la existencia precede a la esencia".


“El Existencialismo es Humanismo” Tales son las palabras de Jean Paul Sastre, uno de los últimos genios contemporáneos, perteneciente a aquella legión extinta de pensadores libres y pastores de la humanidad, que en la actualidad afrontamos la extinción con el pecho erguido y sin nostalgias en los ojos, pues nuestro tiempo se ha agotado, y con el, el futuro de la humanidad. Hablar de Sastre no es solo hablar de filosofía, sino de literatura, teatro, de la complejidad de ser un hombre completo dentro de una realidad ilusoria, donde caminamos ciegos en una oscuridad sofocante. Sartre, discipulo de Heidegger y este a su vez de Husserl, reformula y continua el camino del existencialismo propugnado por sus predecesores.

El existencialismo se inicia con Kierkegaard y se consolida con Sastre y pronto se constituye en la principal corriente filosófica del siglo XX, y la más noble, ofendida solo por el pragmatismo y el relativismo filosófico. Se transfigura en uno de los mas radicales movimientos filosóficos de los últimos siglos, pues se enfrenta directamente con las posturas anteriores, es decir, nos encontramos en un enfrentamiento directo con la historia, desde los socráticos, pasando por Platón, Aristóteles, Voltaire, Hegel, Hume, etc., esto solo con la finalidad de hacer énfasis en la magnitud del movimiento existencialista.

El existencialismo propiamente dicho:

Hasta Heidegger, es decir en los albores del pasado siglo y a lo largo de la historia, el hombre era un “Da sein”, un “Ser-ahí”, arrojado al mundo, un ente existente, que es en si mismo hombre por que lo dicta así la esencia, atributo supuestamente incuestionable y natural. Sastre y el Existencialismo nos dicen: El hombre es un “Ser-para-si”, es decir un “proyecto”, la esencia viene luego como un factor adquirido del proceso de ser, todo conocimiento a priori es inadmisible, o en todo caso meramente intuitivo. El hombre es el único ser, por cuanto es conciente, que no es tal como se concibe, sino que se construye, tal como el se quiere, a partir de la existencia. El hombre no es otra cosa, que lo que el se hace, la expresión de la voluntad, inherente y natural, concientisa la existencia y el hombre se hace hombre, no como pluralidad, sino como única entidad. El hombre no es otra cosa que lo que el se hace; debe “hacer-se”. Tal es la prosa de Sartre que constituye el principio primero del existencialismo.

Principales enunciados existencialistas:

1. Tesis fundamental: es un ateísmo consecuente; puesto que Dios no existe, no existe la naturaleza humana; el hombre no tiene esencia o naturaleza, es lo que él mismo se ha hecho; en el la existencia precede a la esencia.

2. El hombre es un proyecto que se vive subjetivamente: lo que mueve a las personas son sus proyectos, su preocupación por la realización de su ser; pero estos proyectos y los ideales involucrados en ellos, no existen previamente a su decisión de realizarlos, no están trazados previamente por un destino, una naturaleza o una tabla de valores objetivos.

3. El hombre es responsable de sí mismo y de todos los hombres: somos responsables de nosotros mismos porque lo que somos depende de lo que hemos querido ser, no de un destino divino, ni de una circunstancia social, ni de una predisposición biológica o natural; pero somos también responsables de los demás porque al elegir unos valores, elegimos una imagen del hombre tal y como debe ser; “nuestra acción compromete a la humanidad entera”.

4. La libertad humana trae consigo los sentimientos de angustia, desamparo y desesperación. Angustia ante el hecho de que es uno mismo el responsable de sí mismo y de los demás; desamparo porque la elección se hace en soledad, no existe una tabla de valores en la que apoyarse, ni ningún signo que nos indique la conducta a seguir, es preciso inventarse la moral; y desesperación porque no es posible un control completo de la realidad en la realización del proyecto, porque siempre hay que contar con factores imprevistos, con la posibilidad de que se truequen nuestras buenas intenciones en malos efectos.

5. Es una doctrina de la acción, contraria al quietismo: para el existencialismo sólo hay realidad en la acción, el hombre existe en la medida en que se realiza, es el conjunto de sus actos y nada más. Este pensamiento tiene dos caras: por un lado es duro para aquellas personas descontentas con lo que son, para los que no han triunfado en la vida; estas personas pueden engañarse diciendo que en realidad el conjunto de sus actos no muestra su auténtica valía, diciendo que hay en ellos capacidades, talentos o disposiciones desaprovechadas, que el mundo les ha impedido dar de sí todo lo que realmente son. Pero, por otro lado, esta doctrina es optimista pues declara que el destino de cada uno de nosotros está en nuestra mano y nos predispone a la acción, a no vivir de sueños, de esperanzas, a dejar de lado nuestra miseria y realizar nuestro proyecto: el héroe no nace héroe, se hace héroe; si se es cobarde es como consecuencia de una decisión, no porque fisiológicamente o socialmente se esté predispuesto para ello; el cobarde se hace cobarde, pero hay siempre para el cobarde una posibilidad de no ser por más tiempo cobarde, como para el héroe la de dejar de ser héroe.

6. Es una doctrina que reivindica la ínter subjetividad: aunque parte del pensar como la verdad indudable, no defiende el aislamiento de la subjetividad, pues considera que sólo en el trato con el otro, en el reconocimiento que el otro hace de nuestro ser, en la presencia de su mirada, sólo así nos hacemos conscientes de nuestro propio ser, de nuestra propia realidad.

7. Frente a la noción de “naturaleza humana” defiende la existencia de la “condición humana”: aunque no existe una esencia común a todos los hombres, Sartre cree que sí se puede hablar de ciertos rasgos formales y universales que permiten la identificación de la humanidad como un todo y el reconocimiento y comprensión del proyecto de cada individuo y de cada cultura; la libertad, la indigencia de la existencia, la sociabilidad, son estructuras antropológicas que desvelan la condición humana.

8. Es una doctrina que permite el compromiso moral y la crítica de la conducta inauténtica: aunque los valores se inventan, no todos tienen el mismo valor, pues algunas elecciones están fundadas en el error y otras en la verdad; la conducta de mala fe, por ejemplo, se basa en el error, en el error de excusarse en las pasiones, en el determinismo, en el destino, o el error de declarar ciertos valores como existentes de modo objetivo e independiente de mi voluntad. La actitud auténtica es la de buena fe, la de aquél que asume la responsabilidad completa de su acción y situación, la de aquél que tiene como lema moral la realización de la libertad propia y ajena.

9. Para el existencialismo el mundo, la vida, no tiene un sentido a priori: declara que Dios no existe, por lo que la vida misma carece de sentido; sólo se puede hablar del sentido que cada uno le da, de los valores que cada uno inventa.

10. El existencialismo es un humanismo: pero no un humanismo que valore a la humanidad por la excelencia de alguno de sus miembros, ni por la supuesta bondad de la humanidad en su conjunto; es un humanismo por declarar que no hay otro legislador que el hombre mismo, por afirmar la libertad y la necesidad de trascender la situación, de superarse a sí mismo, por reivindicar el ámbito de lo humano como el único ámbito al que el hombre pertenece.

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