Debo confesar que conocía a Mary Shelley y a su bien difundida obra Frankenstein, pero no hace mucho empecé a revisar la obra de su esposo y auténtico dueño de tan insigne apellido: Percy Bysshe Shelley, uno de los poetas de lengua inglesa más exquisitos que haya leído, promete deslumbrar a quien se atreva a sumergirse en la dócil marea de su lírica.
Nacido en Sussex, Reino Unido, en 1792, fue uno de los representantes más destacados del Romanticismo en su país. Fue un poeta poco convencional y no muy entendido en su época; sin embargo, se convirtió en una figura de renombre y en un referente para siguientes generaciones de poetas como Robert Browning, Alfred Tennyson y William Butler (a quien pronto dedicaré una reseña también), así como otras destacadas personalidades como Karl Marx, Bertrand Russell o Bernard Shaw, quienes supieron apreciar su extraordinario trabajo y técnica.
A los 18 años publicó Zastrozzi, una novela gótica en la que dio a conocer su visión ateísta del mundo y que lo caracterizaría en gran parte de su producción. Poemas representativos y de gran calibre son Alastor, Prometheus Unbound, Ozymandias, que comparten muchos puntos en común y, en especial, sirven de influencia para otros genios como Lord Byron o John Keats.
Su vida estuvo plagada de excesos, fue un mujeriego empedernido desde joven; pero también sufrió trágicos sucesos como el suicidio de su cuñada, o la muerte de su ex esposa, Harriet, ahogada , víctima al parecer, de suicidio también; todo esta funesta serie de sucesos terminaría con su propia muerte: mientras navegaba en bote, se ahogó, hecho aún no esclarecido, que aparenta ser accidental, pero que muchos apuntan como suicidio o, incluso, como asesinato. Esta última teoría reforzada por dos disparos que estuvieron a punto de quitarle la vida días antes de su deceso a la edad de 29 años.
Como sucedió con muchos otros artistas, su vida acelerada no fue detrimento para la espectacular magia de sus escritos, en los cuales se aprecia técnica e intelectualidad, pero principalmente, belleza en la lírica, versos sorprendentes y un sentido de la estética que hace aflorar en forma fascinante los sentimientos.
Aquí un ejemplo de su obra:
A Lament
O World! O life! O time!
On whose last steps I climb,
Trembling at that where I had stood before;
When will return the glory of your prime?
No more -- oh, never more!
Out of the day and night
A joy has taken flight;
Fresh spring, and summer, and winter hoar,
Move my faint heart with grief, but with delight
No more -- oh, never more!
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Alastor (oda de 720 versos)Otros poemas
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