Cualquier parecido con la realidad, no seria mas que una repudiable maldición, allí seria lógico temer.
Era una masa deforme de rotos sueños desechados por los que se rinden, así era mi definición de las inmensas nubes que ahora observaba, siempre modificando su forma para crear mensajes que eran asimilados distintamente por cada persona, siempre tratando de inspirar a pesar que no eran mas que el reflejo de las esperanzas perdidas, lo hacían para acallar la culpa de su existencia. Mirando a través de aquella luna borrosa, cubierta de vapor de agua trataba de pensar sobre el mundo y mi papel en este. Aparté la mirada del borroso “paisaje” gris de la ciudad para mirar a las personas que me acompañaban en el bus, en el fondo unas niñas vestidas de mujer conversaban sobre alguna intransigencia que les provocaba risa, una de ellas percato mi mirada y la respondió con una "risita" verdaderamente irritante, seguí mi camino visual posándome en un hombre de mediana edad contando monedas, era como ver la preocupación en sus gestos, su desesperación era palpable, muy pocas monedas y tanto que hacer, la travesía desemboco en una mujer que ya hacia buen rato se había percatado de mi proceso de reconocimiento, por así decirlo, no se si sus gestos fueron de una joven intimidada por la mirada de un muchacho o un de una mujer orgullosa ante los piropos de un desconocido, sea cual sea la situación, estaba ya acostumbrado a ser mal interpretado. En mi interior me reía de aquellos insulsos, me consideraba superior, ya hacia tiempo que lo hacia, alegando que yo parecía ser de los pocos que modificaban al mundo con sus pensamientos, en vez de ser modificados por la corriente; todo esto fue interrumpido cuando una voz grave y seria comenzó a sonar, era una mujer, tratar de describirla para mi es un poco nostálgico, tenia el rostro tosco y arrugado pero hermoso, estaba sucio, era de tez oscura con un lunar en el centro de la frente, ojos negros, muy negros, me hundí en su mirada, y pude saber que había llorado, no sentí desprecio hacia ella, y eso fue algo sorpresivo, acostumbrado a denigrar a cualquier pobre infeliz que se encontraba en mi camino, culpándolos de su misma desgracia; pero a las madres yo no era capaz de culparlas de nada, las mujeres siempre han sido mi debilidad. Escuchaba atentamente la historia que me contó, una historia que aterro a mi alma, y desengaño lo que hasta ese momento creía que era mi papel en el mundo. Ella no era de aquí, ella había llegado hacia 1 año a este lugar a cumplir sus sueños, ella confiaba demasiado, y pago el precio justo por su inocencia; culpada de un acto que jamás cometió fue enclaustrada en una prisión donde su ser comenzó el proceso de descomposición, por meses vivió situaciones que no enumeró, pero imaginarlas es demasiado para mi, cuando por fin un elegido por el destino para hacer justicia logro que su caso se resolviera fue soltada, sin embargo era muy tarde, nunca mas seria libre, seria esclava de esos monstruosos meses en aquella prisión, y con el recordatorio mas grande de todos, un bebe en sus entrañas, con el poco dinero que le quedaba fue a ver a un doctor para determinar la salud tanto de su futuro heredero de desgracias como de ella, el resultado que en un principio no supo entender una vez asimilado no fue sorpresa en lo absoluto, Tenia SIDA, y 6 meses de embarazo- en ese momento 4 personas en todo el bus hicieron ademanes de asco, por lo menos el mío no fue tan notorio y se mezclo con una amargura familiar- con papeles demostraba la situación a la cual se enfrentaba y las medicinas que estaba obligada a tomar, digo obligada porque dejo claro que si no fuera por su hijo se habría quitado la vida, en ese momento llego el típico pedido que siempre aquellos que incurren en el juego de manipular las emociones humanas a su favor tienen, usualmente es dinero para utilizarlos en diversos objetivos muchas veces egoístas-como debe ser-sin embargo el motivo que le impulsaba a pedir dinero me dejo sin habla y por un instante sentí como algo en mi lado derecho del pecho empezó a doler. Ella quería dinero para matar a su hijo, el no era culpable de que el mundo sea cruel, el no tenia la culpa de que su madre fuera engañada, tampoco de que fuera violada, de que ella asustada escapara a sus problemas invocando a dios, y era menos culpable de que esta no ayudara, el no era culpable de la situación del país, ni de las guerras, no era culpable de las crisis existenciales que aquejan a los adolescentes, de los traumas que llevan a tantos al suicidio, de la violencia ni de las religiones, porque habría de nacer en un mundo al cual el no pertenecía, el no debía nacer, no estaba en el decidir o no, ella tenia el poder para salvarlo y había decidido hacerlo. Lo que en un principio me pareció la mas grande estupidez del mundo poco a poco fue atravesando mis entrañas, yo no lloro pero mi alma si lo hace, y lo hizo en ese instante, “Como decidir por otra persona, ¡No se puede!” es simple, cada uno debe elegir su camino, aquel niño merecía vivir, y abrirse paso en el mundo a su manera, me hubiera parado a refutarle si es que la razón no me hubiera mandado a callar, no dejar que las emociones hablen por mi en ciertas situaciones es un don muy contradictorio, ella aparentemente solo quería lo mejor, si alguien me hubiera preguntado antes de nacer si quería hacerlo, no habría sabido que responder, en un mundo donde el sufrimiento es la única forma de sentirse vivo una mujer escogió la muerte no como un acto egoísta sino como la máxima expresión de la solidaridad humana.Y hundido en el fatalismo decidí dormir apoyando mi cabeza en el vidrio, lo sentía, diferente, suave, me hubiera gustado no despertar, pero se hacia tarde para seguir.
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