No es agradable ciertamente verme obligado a escribir acerca de más decesos y que el blog se convierta en una especie de gran obituario, pero las circunstancias lo mandan así. El cine anda de duelo, ahora doblemente. Ayer, horas después del deceso del cineasta sueco Ingmar Bergman, falleció otro de los grandes realizadores del siglo pasado. Se trata del italiano Michelangelo Antonioni.
Nació el 29 de setiembre de 1912 en Ferrara. Se graduó como economista en la Universidad de Bologna, sin embargo, se desempeñó como periodista de cine. Llegó a trabajar en la revista Cinema, editada por Benito Mussolini. Después de esto estudió cinematografía y se volcó a su carrera de director.
Trabajó al lado de Marcel Carné y Roberto Rossellini, no obstante, su estilo se desentendió prontamente del llamado neorrealismo italiano. Es quizá considerado, unicamente por detrás de Fellini, como el más grande representante del modernismo, aunque, paradójicamente, sus respectivos estilos distaban mucho uno del otro.
Antonioni se caracterizó por la sobriedad de sus películas, enfocadas en las preocupaciones internas de sus personajes. Ahonda en la soledad, el silencio, la reflexión, la incomunicación. La vacuidad del alma humana por excelencia. Todo plasmado en su técnica caracterizada por planos largos, pocos diálogos. En general, un mundo de subconsciencia bellamente dibujado que nos sumerge en la introspección y el análisis de nuestro ser.
Dentro de su filmografía caben destacar grandes obras maestras como La aventura, La noche, El eclipse, El reportero y Blow up, considerado su trabajo más logrado y basado en un relato de Julio Cortázar.
En 1985 sufre un derrame cerebral que lo deja inmovilizado y sin habla. A pesar de esto dirigió algunas películas más, hasta el día de ayer, en que murió a la edad de 94 años en la ciudad de Roma. Sin duda deja un lugar imperecedero a los amantes del cine y también a quienes trascienden este arte y exploran la sensibilidad de la vida.
Nació el 29 de setiembre de 1912 en Ferrara. Se graduó como economista en la Universidad de Bologna, sin embargo, se desempeñó como periodista de cine. Llegó a trabajar en la revista Cinema, editada por Benito Mussolini. Después de esto estudió cinematografía y se volcó a su carrera de director.
Trabajó al lado de Marcel Carné y Roberto Rossellini, no obstante, su estilo se desentendió prontamente del llamado neorrealismo italiano. Es quizá considerado, unicamente por detrás de Fellini, como el más grande representante del modernismo, aunque, paradójicamente, sus respectivos estilos distaban mucho uno del otro.
Antonioni se caracterizó por la sobriedad de sus películas, enfocadas en las preocupaciones internas de sus personajes. Ahonda en la soledad, el silencio, la reflexión, la incomunicación. La vacuidad del alma humana por excelencia. Todo plasmado en su técnica caracterizada por planos largos, pocos diálogos. En general, un mundo de subconsciencia bellamente dibujado que nos sumerge en la introspección y el análisis de nuestro ser.
Dentro de su filmografía caben destacar grandes obras maestras como La aventura, La noche, El eclipse, El reportero y Blow up, considerado su trabajo más logrado y basado en un relato de Julio Cortázar.
En 1985 sufre un derrame cerebral que lo deja inmovilizado y sin habla. A pesar de esto dirigió algunas películas más, hasta el día de ayer, en que murió a la edad de 94 años en la ciudad de Roma. Sin duda deja un lugar imperecedero a los amantes del cine y también a quienes trascienden este arte y exploran la sensibilidad de la vida.
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