domingo, 17 de junio de 2007

Un ángel cayo en la "COVIDA"

Hay veces que escapan al flujo común de la realidad, hay momentos diferentes con personajes peculiares que lo destacan, hay instantes rescatables e imágenes memorables, pocas existen pero las hay, y tal vez una experiencia que resalte entre tantas es la que me ocurrió hace pocos días, cuando tuve la suerte de conocer a tan lindo ser, cual divina criatura.
Acostumbrado a sentarme y rozar el frió acero de un pobre intento de asiento, rutina diaria, mirando al cielo buscando Ángeles en pleno descenso, expulsados del Edén
esperando la llegada a mi lugar de la misma criatura de todos los días, cual Caronte, demandando monedas a cambio de el viaje a mi destino
lanzando injurias y sonidos desagradables, semejantes a chirridos bestiales
molestando a otros seres q acompañan mi viaje, queriendo asfixiarnos, hacernos daño provocarnos, sentirse un poderoso capaz de mandar, lo único que cambiaba de este ente era la mascara que usaba para disfrazar su ignorancia, insectos nada mas digo yo, no merecen ni mi desprecio.
Acostumbrado a la rutina no espere, he ahí mi error, que la excepción al caso seria un regalo divino.
Un ángel con sonrisa de diosa y mirada de madre, se acerco cual mensajera de los dioses y poso su mirada en mi rostro, pidió una moneda como pago para el viaje
asombrado por la luminosidad de su rostro le brinde lo que me pedía
“Gracias” … un ángel me agradeció, me quede sin habla, con una sonrisa se retiro a seguir derramando bendiciones a los acompañantes en mi viaje con destino incierto
vi por la ventana un lugar que me pareció familiar y decidí bajar
furtivamente me escabullí, no tenia el valor de despedirme, me sentía tan impuro
su rostro taladraba mi mente, había visto un ángel, ¿se repetirá? ¿Podré ver al ángel de nuevo?compartí mis cavilaciones con ciertos escogidos, cofrades míos
lamentaban su suerte de no haber podido ver al ángel, y yo lamentaba mi decisión de haber escapado cual cobarde maleducado sin decirle un adiós
Acompañado de uno de ellos, “compañero ahí viene un vehiculo, tal vez nos puede llevar a algún lugar donde podamos seguir buscando lo que cada uno busca”
deposite mi cansada humanidad en un asiento, mi cuerpo se estremeció
no por el contacto con el frió de aquel remedo de silla, esta situación, “deja vu”
levante la mirada, el ángel se dirigía hacia mi, y con las mismas palabras me pidió una moneda me miraba como disculpándome, le devolví la sonrisa y le respondí, “gracias a usted”
tuve el atrevimiento de mirarle a los ojos, y ella me respondió con un parpadeo
mi cofrade sin habla observaba aquel ángel, ese espectáculo de perplejidad me era familiar
pero yo ya no estaba en ese estado, estaba contento
vivía buscando Ángeles en plena caida, siempre alzando la mirada
sin pensar nunca en que hay Ángeles en la tierra caminando con nosotros
vestidas en ropas humildes con cuerpo de mujer, con mirada de madre y sonrisas de diosas.

2 comentarios:

Juan Carlos Fangacio Arakaki dijo...

Sólo puedo decir que cuando la recuerdo, me recuerdo también: perplejo y feliz, como invadido por un halo de esperanza en mi tenebrosa celda limeña.
Ojalá la pueda ver más seguido.

Re-Gina Mondtri. dijo...

yo anhelo ver algo asi en ese vehiculo naranja.