martes, 12 de junio de 2007

José Watanabe: 17/03/1945 - 25/04/2007

Veintiún flores
Diecisiete sílabas
Un solo beso

Flotan en el mar
Como aves heridas
Sin voz y sin paz

Dos haikus que escribí en una clase aburrida. Tres minutos me tomaron escribirlos; una eternidad de sentimientos me tomaron comprenderlos. Un haiku: pocas palabras en un mundo de expresión. De lo mejor que me dejó la alejada sangre nipona, y la razón que me llevó a admirar a uno de los grandes poetas del siglo XX del Perú. Hablo de José Watanabe, hombre clave en mi camino a la espiritualidad poética, su obra posee la pureza tan vilipendiada por muchos y exagerada por otros.

La paz de sus versos me acompañó días, noches, pesados viajes y tristes momentos. Mi timidez se congració con la suya. De escribir un haiku a leer un haiku. De leer El haiku, a escribir un haiku. Muchos motivos para homenajear a un maestro que se fue hace casi tres meses ya, pero que amerita ser recordado por su aporte a la literatura e inspiración a tantos jóvenes como el que escribe.

Este es sólo un ejemplo de su obra:

El lenguado

Soy

lo gris contra lo gris, mi vida

depende de copiar incansablemente

el color de la arena,

pero ese truco sutil

que me permite comer y burlar enemigos

me ha deformado. He perdido la simetría

de los animales bellos, mis ojos

y mis narices

han virado hacia un mismo lado del rostro. Soy

un pequeño monstruo invisible

tendido siempre sobre el lecho del mar.

Las breves anchovetas que pasan a mi lado

creen que las devora

una agitación de arena

y los grandes depredadores me rozan sin percibir

mi miedo. El miedo circulará siempre en mi cuerpo

como otra sangre. Mi cuerpo no es mucho. Soy

una palada de órganos enterrados en la arena

y los bordes imperceptibles de mi carne

no están muy lejos.

A veces sueño que me expando

y ondulo como una llanura, sereno y sin miedo, y más grande

que los más grandes. Yo soy entonces

toda la arena, todo el vasto fondo marino.

Una vez leí un poema sobre sirenas y tritones. Sinceramente no vale la pena opinar. Prefiero el lenguado.

Descanse en paz maestro Watanabe.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mas rima