¡Bienvenido lector, favor de dejar su cordura en recepción!

Heme aquí lector, me presento ante ti, no para exaltar tus cualidades, sino para denunciar los males de tu mundo, o en todo caso acogerte en el mío, fantástico y terrible como solo los griegos con sus musas y quimeras han sabido plasmar.

Hijo de una humanidad leprosa, donde a la gente se le pudre el alma a pedazos, una sociedad en la que, donde mis ojos miren, hallaran en cualquier lado la risa terrible del idiota; soy yo triste peregrino, bastión ultimo de la razón y la locura, guía insomne, cual Caronte en el Estigia, quien te llevara, lector, no por un denario, sino por tu sapiencia, a la luz del Eliseo, a los placeres mas sublimes u orgiásticos o a las saturnianas tinieblas del Hades, hasta los abismos profundos; para revelarte la verdad del mundo, aquella verdad maravillosa o terrible que encierra la esencia del alma propia.

Si en los negros pozos, sabes sumergirte, y mantenerte vivo una eternidad, bienvenido seas hombre loco y desquiciado, que en tu demencia has encontrado la razón ultima del mundo, bienvenido seas tu, que eres luz y oscuridad en cópula constante. Si te consideras, por el contrario, hombre probo, ato de bondad y de virtudes... ¡LARGO DE AQUI HIPÓCRITA SINO, YO TE MALDIGO!

Pues entre Tlön y Sona Nyl, el alba no despunta y el ocaso es cual noche de arcana hechicería, donde se funden en perfecta comunión, el placer y la maldad, la belleza y el espíritu, el odio y la virtud, cual letal melodía de sirena irresistible.

“IMPERIOSO, COLÉRICO, IRASCIBLE, EXTREMO EN TODO, CON UNA IMAGINACIÓN DISOLUTA COMO NUNCA SE HA VISTO, ATEO AL PUNTO DEL FANATISMO, AHÍ ME TENÉIS EN UNA CÁSCARA DE NUEZ... MÁTENME DE NUEVO O TÓMENME COMO SOY, PORQUE NO CAMBIARÉ”.

Renzo Rodriguez-Marquéz de Sade